Condivido l’articolo del caro amico, Elian Pregno,docente universitario di Buenos Aires,in quanto gli elementi di malgoverno e malessere socio politico sono molto simili a ciò che abbiamo in Italia,ma come lui stesso ci ricorda ,già Platone disse “il prezzo del disinteresse verso la politica è di essere governati dagli uomini peggiori ”
pertanto grazie,
maria rosa dominici

Default para “Juan Pueblo”… como siempre

ELIAN PREGNO
Desde hace una semana, todos discutimos sobre deuda pública: qué distinto hubiera sido todo si le hubiésemos dado al tema este nivel de importancia desde -por lo menos- 2005 en adelante…

Ciertamente, la cuestión presenta ribetes técnicos que la vuelven especialmente compleja. Quizá por esa misma razón, por la poca visualización de las implicancias con la cotidianeidad de la vida, es que nos desentendimos del tema: hace 2.500 años Platón se ocupó de advertirnos que “el precio de desentenderse de la política es el ser gobernados por los peores hombres”.

Lógicamente, ahora nos agarra el susto y el apuro. Y eso es comprensible, mas lo que no es sensato es atender un conflicto con discursos, y menos si resultan contraproducentes. Pero como durante todos estos años el problema se ocultó, mejor dicho: se nos dijo que estaba solucionado; ahora, nos enfrentamos a la complicación más expandida y en situación de irreversibilidad, al tiempo que se agrega la consumación de la ineptitud de los gestores y la actualización de una serie de dificultades inminentes en el presente de todos los argentinos.

Vayamos por parte.

Evitando comparaciones que simplifiquen de manera grosera y errónea el cuadro de situación, nos valdremos de ejemplos de la vida doméstica.

Salvando debidamente las distancias, digamos que un Estado se financia exactamente igual que cualquier otra economía; esto es: adecuando recursos (siempre escasos) a necesidades (siempre múltiples).

Siempre “queremos necesitar” más de lo que “podemos tener”, pero todo buen padre de familia sabe que no puede gastar más de lo que entra. Sin embargo, hay ocasiones en las que nos vemos forzados a violentar esa regla: algunas veces por situaciones límites a las que las contingencias de la vida nos exponen (disminución abrupta e inesperada de los ingresos; momentos de largas y penosas enfermedades; maniobras fraudulentas a las que gente amiga de lo ajeno nos somete, etc.) y otras por desmanejos propios.

En cualquier caso, debemos afrontar las obligaciones; pero: cuando los ahorros no alcanzan o no existen, es preciso acudir al crédito. Esos compromisos ante el acreedor se respaldan con documentos que, en fecha cierta y por monto indubitado, debemos canjear por el importe equivalente al préstamo obtenido. Si al vencimiento de esa promesa de pago, no contamos con los fondos necesarios, la obligación queda incumplida e incurrimos en cesación de pagos, antesala de la bancarrota. La quiebra sólo puede evitarse si se acuerda con la totalidad de los acreedores; ahora bien, nada obsta a que aparezca un tercero ajeno a las relaciones que motivan las deudas, que negocie con los titulares de los créditos y se los compre (a un precio menor al que figura en el título -valor nominal-) y se transforme en un nuevo y único acreedor. Tal maniobra de salvataje reconoce varias motivaciones, entre las que cabe incluir la especulación: el tercero compensa a los acreedores y libera al deudor de su débito con ellos y se erige él en tomador de esas letras, esperando que en un futuro el emisor las honre en los valores empeñados.

Este hipotético general caso pretende graficar la deuda externa argentina.

Desde 1824 nuestro país coloca deuda afuera y en varias ocasiones se nos volvió impagable y hubo que emitir bonos para pagar. Luego, si ese pasivo no se logra levantar y se incumple la obligación asumida, Argentina quiebra. Eso es quedar en “default” y la salida se renegocia en una suerte de “eterno retorno”, desde que no queda más remedio que volver a emitir bonos. Así, como esos bonos los emite un país quebrado, se los denomina “bonos basura”; y, dado que las aves de rapiña buscan su comida revolviendo entre la basura, a los inversores que los compran se los conoce como “fondos buitre”, pues revolotean sobe la carroña de las naciones.

Hasta aquí, para entender a groso modo de qué estamos hablando. Vayamos por algunas consideraciones finales:

1) Lo primero es no engañarnos: los más optimistas dicen que la deuda ronda los 277.500 millones de dólares. A esa cifra hay que agregarle la abultada deuda interna con la ANSeS y el Banco Central, la cual creció durante la última gestión de manera completamente irresponsable (desde el año 2009 hasta el año 2013 se gastaron $ 6.127 millones en “Fútbol para Todos” y para este año se presupuestaron $ 1.410 millones; o sea, terminaremos este año con más de $ 7.500 millones “afectados” a este programa. Si tomamos sólo el período 2009-2013, donde el valor promedio del dólar rondó los $ 4,25 – en enero de 2009 el dólar costaba $ 3,47 y en octubre de 2012 $ 4,75-, la cuenta es fácil: 6.127.000.000 dividido 4,25 da 1.441.647.058,823529. O sea, casi los 1.500 millones que deben pagarse…). De modo que el kirchnerismo no sólo no pagó la deuda externa sino que hizo crecer la interna, agigantando colosalmente la deuda pública.

2) No miente Kicillof cuando dice que el gobierno que integra está pagando deudas contraídas por otros, pero tampoco dice toda la verdad. Las deudas siempre fueron soportadas por gobiernos posteriores a los que las generaron (no en vano desde Martín Rodriguez para acá todos hablan de la pesada herencia que les tocó…); por tomar sólo los casos de “default”: Alfonsín tuvo que lidiar con las finanzas poco prolijas que dejó el conflicto bélico que nos llevó a Malvinas, a De La Rúa le tocó pagar las cuentas de la convertibilidad de la década menemista y al kirchnerismo le quedaron los saldos del mega-canje de la Alianza; pero, por este último, en 2005, el propio Néstor Kirchner y su ministro de economía, Roberto Lavagna, renegociaron la deuda con ley de Nueva York.

3) El capitalismo financiero juega de local en el mercado internacional de valores y si uno entra en él no puede luego salirse tan fácilmente sin dejar sus cuentas en orden. Aquí hay muchas facturas impagas por no haber obrado de buena fe, como lo hizo Néstor Kirchner cuando, luego de emitir bonos cuyo ajuste iba atado a la inflación, mandó el copamiento del INDEC, adulterando así la tasa de indexación y perpetrando una estafa a escala internacional. Eso no es gratis.

4) Luego, las deudas legítimas deben ser honradas. Lamentablemente, ahora, ya no puede desconocerse el origen de las deudas con los “fondos buitres” (que bien pueden ser impugnadas por usurarias al incurrir en capitalización de intereses -anatocismo-). Fuimos a un juicio: y perdimos; apelamos a la cámara: se confirmó el fallo del juez Griesa; recurrimos a la Corte Suprema de EEUU: se ratificaron las dos instancias anteriores. Ahora, más que nunca, hay que sentarse y tratar de que NML Capital Ltd, Aurelius Capital Management y algunos bonistas individuales nos saquen lo menos posible (atención acá, menuda sorpresa podríamos llevarnos si se investigase quiénes son los tenedores de esos bonos; a lo mejor, aparece algún argentino Nac&Pop…).

5) A todas luces aflora la marcada ineptitud con la que los equipos jurídicos y económicos llevaron adelante la estrategia procesal y financiera con los fondos: debimos negociar antes de perder en sede judicial, en tres ocasiones… En simultáneo, insiste Kicillof con la “restructuración unilateral”: no se sabe si ignora o reincide en la misma causa que nos llevó al “default” en 2001, cuando Argentina -a través de Cavallo- cambió las reglas de juego sin arreglarlas con los acreedores y nos llevó a la quiebra. Parece que la presidenta entendió que el plan del “chiquitito pero cumplidor” era un disparate trasnochado.

Lo último que Cristina Fernández de Kirchner debe terminar de asimilar, luego de casi siete años en el ejercicio de la primera magistratura, es que cuando ella habla: la que habla es la Argentina. Entiendo, y hasta cierto punto acepto, que juegue a la revolución con sus soldaditos en el Patio de las Palmeras, pero debe dimensionar que: cuando se pronuncia en sede internacional, lo hace por todos nosotros; y es la única que puede hacerlo.

Entonces, mientras “Juan Pueblo” y yo nos preparamos para lo que viene, señora Presidenta, trate al menos de hacer lo que no hizo nunca entre nosotros en todos estos años: mida lo que dice, sea coherente y no agreda.

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About Maria Rosa DOMINICI

psicologa,psicoterapeuta vittimologa,membro dell'Accademia Teatina delle Scienze,della New York Academy ofSciences,dell'International Ass. of Juvenile and Family Court Magistrates,della Società Italiana di Vittimologia,della W.S.V.,dell'Ass.internazionale di Studi Medico Psico Religiosi.,docente di seminari di sessuologia, criminologia e vittimologia in università Italiane e straniere,esperta per progetti Daphne su tratta di minori e sfruttamento sessuale,creatrice del progetto Psicantropos,autrice di varie pubblicazioni,si occupa di minori e reati ad essi connessi da 40 anni.